Sanidad de excelencia made in Spain

Este año celebramos dos importantes hitos para la historia de nuestro modelo de bienestar.

El primero, el 25º aniversario de la Ley General de Sanidad, que definió y diseñó nuestro Sistema Nacional de Salud. El hecho de que esta Ley no haya cambiado en estos años es el mejor ejemplo del consenso social y del éxito de este sistema, uno de los principales estandartes de la sociedad de bienestar. El segundo hito viene de la mano del “Informe Abril” que cumple 20 años. Primera reflexión sobre la gestión de nuestro modelo sanitario y la necesidad de incorporar mayor flexibilidad y reformas para asegurar su sostenibilidad a largo plazo.

Han sido durante estos años en los que hemos logrado tener una sanidad de excelencia, tanto pública como privada. El nivel de nuestros profesionales, auténtica base del sistema, se encuentra entre los más destacados a nivel internacional. Las nuevas tecnologías y las infraestructuras han ido renovándose y lo siguen haciendo incluso en un entorno tan complejo como el actual. En general, la población está satisfecha con el Sistema de Salud, y los indicadores básicos del modelo se sitúan entre los mejores de los países desarrollados.

Mientras caminábamos en esta dirección, han ido surgiendo pequeñas brechas que han ido resquebrajado nuestro sólido Sistema Nacional de Salud. Entre ellas, cabría destacar la baja productividad derivada del anquilosamiento de las fórmulas tradicionales de gestión, la elevada burocratización, la presión creciente sobre los costes generales del sistema y la falta de recursos y de flexibilidad. La sanidad representa ya un gasto superior al 9% del PIB y en menos de 10 años se prevé que el gasto de las comunidades autónomas en materia sanitaria ascienda a unos 135.000 millones de euros. De ellos, 60.000 no tendrán una financiación asegurada, lo que contribuye a incrementar las dudas sobre la sostenibilidad del sistema.

¿Hemos de ser pesimistas sobre el futuro del sistema sanitario?
No. El diagnóstico está hecho y contamos, además, con gran consenso entre gestores, políticos, profesionales y agentes sociales sobre la necesidad de acometer reformas y las líneas a seguir. Esta crisis ha servido al menos para detectar aquello que no funciona y poner en común una lista de decisiones que no entiende de colores políticos.
Sabemos que de esta crisis no saldremos aumentando el número de funcionarios o expandiendo el modelo de gestión tradicional, caduco y obsoleto. Todo lo contrario, sólo podremos evolucionar si nos apoyamos en aquello que ha demostrado que funciona: los emprendedores, en general, y los modelos eficaces de gestión, en particular.
Exportación de la sanidad eficiente
España es admirada por muchas cosas, una de ellas es, sin lugar a dudas, su sanidad. Desde el modelo de trasplantes hasta la propia estructura del sistema somos ejemplo para otros muchos países. En los últimos años, hay una forma de trabajar que está siendo seguida, estudiada y analizada por prestigiosos organismos tanto públicos como privados así como por los gobiernos: el modelo de colaboración público-privado, que selecciona lo mejor de lo privado para ponerlo al servicio de lo público.
Países tan distintos y distantes como Reino Unido, Portugal, Canadá, Chile, Perú, India y Australia siguen con interés en distintas variantes un modelo en el que España tiene una acreditada solvencia institucional y sólidas y exitosas compañías privadas tanto a nivel de construcción, como de gestión de infraestructuras y/o servicios públicos.
Quizás sea el momento, siguiendo la línea iniciada por reputadas y grandes empresas españolas a través del Consejo Empresarial para la Competitividad, de revalorizar la marca España. De pensar en la internacionalización y exportación, de establecer alianzas entre los grandes grupos empresariales españoles y, con apoyo institucional, que se empiece a vender nuestra sanidad “made in Spain”. ?

 

Alberto de Rosa – Director General Ribera Salud grupo – Medical Economics / 01/04/2011

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